Las restricciones al contacto social y a la movilidad, en especial a los viajeros procedentes de otros países, han dañado al negocio hotelero y al mismo tiempo han beneficiado, solo parcialmente a los pisos turísticos y de forma intensa a los alojamientos rurales. La encuesta de ocupación hotelera y extrahotelera de 2021, que ha publicado el INE esta mañana, muestra tres ritmos diferentes de recuperación de la demanda, en el que el más perjudicado ha sido el segmento hotelero.

En 2021 se contabilizaron 172,1 millones de pernoctaciones en hoteles, lo que supuso apenas un 50,1% de las registradas en 2019, el primer año previo a la crisis del coronavirus. La mala primera mitad del año se vio compensada por una segunda mitad en la que se alcanzó una media del 75% de la ocupación del 2019 y en la que el principal hito se alcanzó en noviembre, con 14,8 millones de estancias, un 81% de las 18,3 millones del mismo mes de 2019.

El porcentaje de recuperación fue mayor en el caso de los pisos turísticos, que registraron 38,9 millones de pernoctaciones, un 54,5% del nivel precrisis. Una cifra que se elevó al 86,2% en noviembre, el nivel más alto de 2021. Aunque el gran beneficiado por los nuevos hábitos de viajes ha sido el turismo rural, que registró 9,6 millones de estancias, un 82,6% del nivel alcanzado en 2019. Incluso hubo cuatro meses (de julio a octubre) en los que el número de pernoctaciones fue superior comparado con los mismos meses de 2019.